Ahora la palabra de orden es: ya hicimos mucho y haremos mucho más. En el 2011 la UNESCO decidirá sobre la Candidatura del Fado a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Por lo cual éste año tendrá muchas acciones, sucesos y programas, en Portugal y en el extranjero. Pero queremos que éste año sea sobretodo el año de movilización de todos los talentos, de todas las energías, de todos los recursos. Al gran trabajo ya hecho, vamos a añadir más trabajo y más iniciativa. Un trabajo hecho con pasión, ambición, entusiasmo, certidumbre y alma. Como dicen los “fadistas”, sin alma, el Fado no es Fado.
Después de presentar ésta Candidatura en el 2010, tras un largo e innovador trabajo de investigación, estudio, organización y divulgación, el Ayuntamiento de Lisboa siempre supo que tenía en manos uno de los grandes símbolos de nuestra identidad y uno de los grandes medios de nuestra proyección en el Mundo.
Desde Severa hasta Amália, desde Marceneiro hasta Carlos do Carmo y a los “fadistas” (cantantes de Fado) de las nuevas generaciones, desde las célebres casas de fado y de los grandes espectáculos hasta los desconocidos retiros y las pequeñas tabernas, el Fado tiene una historia muy viva y es un arte en permanente evolución. Por lo cual, todos los intentos de cristalizarlo, de encarcelarlo y de instrumentalizarlo en una sola formula exclusiva y en una actitud única sin embargo han fracasado. Es que si eso ocurre, se falsea y se reduce y disminuye lo que es grande. Porque forma parte de todos, el Fado jamás se deja pertenecer sólo a algunos.
Ésta es la prueba más fuerte de su vitalidad, de su autenticidad, da su riqueza, de su creatividad: la fidelidad a una raíz siempre fue su impulso de actualización. La conexión a un pasado y a una tradición siempre fue su deseo de futuro y de renovación. Igual y distinto de si-mismo, a cada metamorfosis el Fado se recrea y se reinventa de nuevo, se sorprende y nos sorprende.
Al presentar a la UNESCO ésta Candidatura, sabemos que estamos proponiendo la consagración de una grande y bella expresión artística, tan viva y actual en su pasado como en el nuestro siglo XXI, a la vez lisboeta, portuguesa y universal. Con una magnífica intensidad y una sensibilidad sin igual, de ésa expresión forman parte las grandes emociones y sentimientos humanos: el amor y los celos, el deseo y la renuncia, la plenitud y la desilusión, el error y el arrepentimiento, la alegría y el dolor, la resignación y la revuelta.
En el Fado y en su claro-oscuro están los hombres y las mujeres en sus gestos más cuotidianos y en sus sueños más grandes. En el Fado nos reconocemos y reconocemos los otros. En el Fado sentimos y invitamos los otros a que sientan con nosotros. Dijo Fernando Pessoa: “ Hay una música del Pueblo,/ No lo sé decir si es un Fado/ Si la oigo hay un ritmo nuevo/ En el ser que tengo guardado”.
La Candidatura del Fado a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad se ha planteado como un proyecto compartido y un designio común. Al reunir tantas aportaciones, compromisos, buenas voluntades y entusiasmos, se ha demostrado que ésta es una causa colectiva, asumida con fuerza, determinación y amor. Con memoria y con modernidad.
En nombre del Ayuntamiento de Lisboa, les agradezco a todos los que se han movilizado para desarrollar y sostener ésta Candidatura: órganos de soberanía, instituciones, colectividades, asociaciones, académicos, intelectuales, escritores, artistas, cantantes, músicos, editores, promotores.
Seguros de la originalidad y relevancia cultural del Fado, y de su creciente proyección universal, esperamos con mucha expectativa y confianza la decisión de la UNESCO. La deseada consagración será, para nosotros, motivo de gran alegría, pero será sobretodo razón de una enorme responsabilidad.
Lisboa, 25 de enero 2011.